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Un sueño felizmente consumado. Después de haber llegado al umbral de la cumbre europea, el equipo azul por fin alcanzó su merecido título, y lo hizo en casa del rival...

drogba abramovich

Después de un proceso que arrancó allá por junio de 2003 cuando el magnate ruso Roman Abramovich decidió creer en el sueño de tener un sofisticado equipo que pudiera llegar a ser campeón de Europa. Si bien es cierto la espera fue de nueve temporadas durante las cuales desfilaron por el túnel muchos buenos jugadores, que costaron al ruso poco más de 3 mil millones de dólares (US$ 3.000.000.000). Ciertamente este período también ha sido el más exitoso en la historia de la institución londinense pues obtuvo 3 Ligas Premier, 3 Copas FA, 2 Copas Carling y 1 final perdida en Champions League, mas la meta mayor de levantar la Orejona los había eludido.

Hoy finalmente el sueño se le hizo realidad. 

Con la memoria fresca de haber perdido en penales la final de 2008 -irónicamente en Moscú- ante el gigante de la Premier Manchester United, la presente temporada ya anunciaba un límite para las aspiraciones del excéntrico y polémico propietario, su tolerancia parecía tener sus días contados. Hasta hace un par de meses la temporada no prometía mucho, por lo que Abramovich destituyó al técnico Vilas-Boas y de paso les propinó un sonado llamado de atención a sus millonarios jugadores.

A escena saltó el exjugador Roberto Di Matteo, quien al igual que como jugador, como técnico ha demostrado tener mucho temple y carácter, y que ante todo es un extraordinario manejador de camerino. Di Matteo entendía que su nuevo y multimillonario jefe había tenido todos estos años mucho dinero y a grandes jugadores, pero no se había sabido trazar una eficaz filosofía de triunfo más allá de sus fronteras.  

Ese precisamente fue el punto de cambio en la temporada del Chelsea; quedaría ratificado en la eliminación del Barcelona en semifinales y, en la inobjetable victoria en la final ante el histórico y favorito Bayern Munich.

La tarea para la final en el Allianz Arena era monumental y estaba trazada: tratar de vencer en el feudo del cuatro veces ganador europeo. Y como si fuera poco, no contaría con la figura de su capitán John Terry por suspensión.

Pero para un buen líder en el banco, las adversidades lo hacen crear otras opciones. Fue así como ante dicha ausencia, Di Matteo moldeó y edificó un plan maestro: se notó una mayor entrega por parte de quienes saltaron al terreno. La misión era duplicar esfuerzos y cubrir a cada compañero, y ante todo la regla básica de en ningún momento perder la concentración. Tácticamente era simple: dejar que el rival se desgastara y hasta cometiera errores en su frustración.

Como era de esperar, el Bayern era el llamado a tomar la iniciativa como local arrinconando a los ingleses. Kross y Schweinsteiger se hicieron amos del medio sector. Chelsea aguantaba y hasta tenía problemas en sus tímidos intentos de avanzar a campo rival pero la clave era aguantar el acoso inicial.

La estrategia de la 'visita' parecía funcionar y el Bayern después de abusar del desplazamiento por sus bandas con Ribéry y Robben, necesitaba un descanso por lo que bajó drásticamente su ritmo hacia el final del primer tiempo, no sin antes tener un par de claras oportunidades en piernas de Robben y Gomez (sorpresivamente como titular). Chelsea aprovechó esa tregua para tener una sólida llegada con Kalou a eso del minuto 35.

En la complementaria crecería la presión sobre los locales, y se notaba en cada intento de llegada que tenía precipitados desenlaces. Robben y Ribéry cambiaban frecuentemente de flanco, sin encontrar mayor claridad ante la sólida muralla azul.

Para entonces el Chelsea estaba mejor asentado en la parcela defensiva, cerrando diagonales y replegándose de manera escalonada después cuando salía por un respiro en busca de un contra ataque. Precisamente un par de descolgadas de Drogba al 73' y 74' casi deparan sus frutos mientras el Bayern se tomaba su necesario descanso de ritmo. La experiencia de Ashley Cole salió a relucir con coberturas precisas y atinadas, y su tradicional válvula de salida por la banda izquierda.

El equipo bávaro volvería a atacar hacia el final y en un balón aéreo, los centrales se concentraron en la marca de Gomez, lo que aprovechó Muller con un cabezazo certero que se le coló al arquero Cech para el 1-0 cuando transcurría el minuto 83.

drogbaEn respuesta a la anotación, Di Matteo envió al campo a Fernando Torres. Heynckes respondió con el ingreso de Van Buyten por Muller, con lo que cedió la posesión. Cinco minutos después llegaría el gol del empate después de un tiro de esquina en el que, irónicamente, esta vez los centrales del Bayern optaron por marcar a Torres descuidando al 'Elefante' Drogba quien con un sólido frentazo en el primer palo puso la pelota también por donde estaba el arquero. Era la perfecta respuesta al gol germano, con casi la misma dosis. Para el marfileño era una dulce reivindicación pues había sido expulsado en el tiempo suplementario de aquella final de 2008.

Ya en los 30 suplementarios, el villano sería otro esta vez: Arjen Robben no pudo superar a Cech en el cobro de un penal al minuto 95. La presión era mucha y quizás hasta la bola de playa que le lanzaron al momento del cobro le jugó una mala pasada al experimentado y genial holandés.

Evidentemente esto bajó los ánimos al cuadro local y por el contrario elevó la motivación visitante. Lampard aparecía por todo lado como el gran líder que es, Torres había entrado con "el pie derecho", Di Matteo desde la línea inyectaba el ánimo y carácter del equipo.

Tal y como lo habían hecho frente al Barcelona, los azules estaban determinados a repetir la faena. Querían también emular la historia del Inter Milan en 2010 cuando eliminó al campeón Barça y luego al Bayern en la final...

Así se mantuvo el 1-1 y había que definir al campeón por penales, obviamente no la via ideal tomando en cuenta el desgaste de 120 minutos y la inmensa presión por la magnitud del momento.

A pesar de que Mata falló el primer cobro para Chelsea, Olic y Schweinsteiger también fallarían en el cuarto y quinto turnos, respectivamente. Drogba puso el sello final de la victoria. 

Chelsea era el nuevo campeón de Europa, el sueño era una realidad...

Bayern Munich no pudo repetir lo hecho en la final de 2001 (estuve allí en el San Siro) cuando ganó su 4ª Copa mediante los penales ante Valencia.

Chelsea por su parte, lograba una dulce revancha en el certamen, por la final perdida por esta misma via en 2008 en Moscú.

Al final de cuentas quedará en la historia la hazaña de un Chelsea que supo cambiar su mentalidad hacia el final de la temporada. El catalizador de la obra fue Roberto Di Matteo, quien en dos meses logró por fin maximizar el potencial dentro de ese camerino.

Para Roman Abramovich, los tantos millones invertidos y sus años de frustración continental tuvieron finalmente un desenlace feliz.

Felicitaciones Chelsea, Campeón de la UEFA Champions League 2011-2012...   

 

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